Tras la
ignominiosa visita del presidente de Repsol, Antonio Brufau, que ha venido a
Canarias pertrechado por el Gobierno español y dejado a sus huestes para vender
“cuentitas y espejitos” al debilitado empresariado local. El Frente Popular por
la Independencia de Canarias, FREPIC-AWANYAK, en nombre del Consejo por la
Descolonización y la Transición Nacional, CDTN, del Archipiélago Canario, se ve
en la obligación de comunicar a la sociedad canaria, a la que debe lealtad y comprometido
en su causa, lo siguiente:
La sociedad en general de Canarias, a
pesar del anacronismo histórico y el status político-jurídico impuesto, es la
legítima titular de sus espacios terrestres y marítimos, incluidos aquellos que
la actual situación colonial impide normalizar y, contra la propia voluntad de
los canarios, Repsol pretende expoliar con la connivencia del ministro de
industria del Gobierno español.
El negociador de Repsol y “bombero”
del déficit español de energía, Sr. Bufrau, el jueves pasado irrumpió en la
ciudad de Las Palmas de Gran Canaria afirmando que los sondeos se iniciarán el
próximo mes de mayo. Con lenguaje rancio y prepotente, propio de los que nos
ven con los grilletes de la historia e incapaces de romperlos, faltando el respeto
a nuestra inteligencia, se despachó como
en cualquier sociedad colonizada, pretendiendo con el divide
et impera minar la voluntad de los canarios.
La visita
del presidente de Repsol no fue un acto inocente o filantrópico que pretenda
“promocionar” los vinos de Lanzarote y quesos de Fuerteventura. No, ha traído
una oscura intención y se lleva los claros epítetos de godo, español y
colonizador. No es para menos. El petróleo
es un factor determinante que ha impedido que ciertos estados adquieran
su independencia y ha prendido conflictos internos de los que sólo son víctimas
la propia población y han marcado la historia del siglo XX y seguirá en la de
principios del XXI.
Siempre le
ha venido bien a la Metrópoli identificar a la Isla en contraposición al sentido
de unidad del Archipiélago. Antes, a la corona y Señores conquistadores y,
ahora, al Estado español heredero del impune crimen de lesa humanidad que
supuso el sometimiento. Pero, a su pesar, aquél cruento periodo forjó “Canarias
en un solo Pueblo” y, consiguientemente, las islas de Fuerteventura y Lanzarote
son, con el resto, lo que siempre fueron, parte indivisible del mismo
Archipiélago. De la misma naturaleza geográfica, histórica, identitaria,
social, económica y política, en la que no caben tendenciosas maniobras de
enfrentamientos entre hermanos para favorecer intereses foráneos, ni sobornos para compra de
traidoras voluntades municipales, insulares o de asociaciones empresariales.
Los
problemas por la proximidad a las Islas orientales de las pretendidas
operaciones extractivas del supuesto petróleo, son ineludiblemente de toda la
sociedad y la nación canaria. Tanto da que la plataforma logística se ponga en
Lanzarote, en Gran Canaria o en el Hierro, los canarios nos reservamos la
decisión para cuándo la voluntad libre y
democrática de la sociedad se manifieste. Nuestras reservas, cualesquiera que
sean, deben ser garantías del futuro de nuestros descendientes y no para
resolver la crisis de España, quién nos asfixia a impuestos, embarga el patrimonio,
se lleva las plusvalías de nuestro turismo, explota nuestros Aeropuertos y
Puertos y, ahora, pretende quedarse con esa potencial reserva de hidrocarburos.
Ya no nos vale que confundan a la población o amedranten con el “lobo” de que
Marruecos se lo va a llevar, porque, en puridad, lo pueden hacer: son sus aguas
y, lo que es más importante, es consciente de que, el mar que nos baña, no
es de España.
El petróleo
genera problemas medioambientales y pone en riesgo nuestro ecosistema marino,
economía turística y pesquera pero, además, aflora un problema para la
geopolítica española en la región más negro y viscoso: la contradicción
política y jurídica que mantiene innominada la titularidad de las potenciales
aguas jurisdiccionales y Zona Económica Exclusiva de Canarias. Nudo gordiano,
convertido en una cuestión de Estado en favor de Repsol y que la timorata
gestión en la que confiaron su resolución el Gobierno Autónomo de Canarias, los
cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, quedó en manos del propio aparato del
Estado en cuyo conflicto los tribunales han sido juez y parte; y, las instituciones canarias, victimas sumisas de una lealtad institucional no
correspondida.
El ámbito para dirimir este
contencioso del petróleo no corresponde al derecho interno y tribunales
españoles, a pesar de que pretendan aprovechar el limbo jurídico de la
consideración de Archipiélago de Estado para saquear nuestros recursos, sino a
la jurisdicción internacional. Los espacios marítimos de territorios insulares
o archipielágicos, Estados ribereños o no, se regulan de acuerdo a la
Convención de Montengo Bay de 1982 y la III Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar de Jamaica que entró en vigor en noviembre de 1994 y,
estos espacios de potencial titularidad de Canarias, para que sean posibles,
requieren el reconocimiento de Estado Archipielágico y es por ello que la
sociedad canaria debe reclamar al amparo de la resolución 1514 y 1515 de
“Declaración de Independencia” de Naciones Unidas y otras sucesivas y concomitantes,
así como las resultantes de la 13 ª
Reunión del Comité de Liberación de OUA de julio de 1968; todas ellas, resoluciones
que subordinan el derecho interno de los Estados subyugantes, como España, al
derecho que tienen los Pueblos a ejercer
la libre determinación de la DESCOLONIZACIÓN e INDEPENDENCIA.
Si, como dice Repsol, nuestro yacimiento de
petróleo o gas supone el 10 por ciento de la factura que paga España y puede
contener 898 millones de barriles, supone un importe económico que es tanto como
el doble del Producto Interior Bruto de Canarias. Razón de más, para defender
lo que es nuestro y hacer de la
descolonización la prioridad, pues sólo la recuperación de la independencia y
constitución de un Estado propio, nos permitirá la dignidad y el respeto como
Nación, mayor libertad, fortaleza económica de nuestras empresas, no depender
tanto del turismo y, sobre todo, mejorar el bienestar y acabar con la angustia
y pobreza de nuestras gentes.
Por todas estas razones, llamamos a que
expresemos nuestra protesta y apoyemos las convocatorias en ese sentido de los
partidos políticos, sindicatos, asociaciones e instituciones públicas y
privadas que coadyuven a la movilización de toda la sociedad canaria y, a los
tentados empresarios que no caigan en la traición a Canarias por réditos
espurios. Entre todos debemos decidir y entre todos impedir el expolio que
pretenden Repsol y el gobierno que lo apoya.
La sociedad canaria no puede permanecer impasible ante un hecho tan
determinante para su futuro, como el que Repsol tome una decisión que permita
se apropie de nuestras reservas naturales. Concentrémonos en Las Palmas de Gran
Canaria venidos desde todas las Islas para, al igual que en mayo de 1997 lo
hiciéramos más de 20 mil canarios en Santa Cruz apoyando a nuestros hermanos
del Hierro y evitamos la instalación de la Lanzadera y el Radar, impidamos
ahora todos los riesgos del petróleo. Es tiempo de exigir a cada uno de nosotros lo que hacer por este
País y no sólo pedir que éste socorra
nuestras miserias individuales. ¡Comprometámonos con Canarias!
¡NO AL PEXPOLIO DE REPSOL!
¡PETROLEO CANARIO PARA CANARIAS!
¡VIVA CANARIAS LIBRE Y DEMOCRÁTICA!
Chona del Toro
Secretaría Nacional de Comunicación del FREPIC-AWANYAK