A pocos días del 22 de octubre, escribo
este artículo con mucha nostalgia por no estar en mi tierra, la historia se
repite con tantos hermanos/as de canarias que tienen que emigrar para poder
alimentarse, ya que la situación en las Islas Canarias es cada vez peor. Tantos
buenos amigos en partes tan dispares del mundo, donde han podido encontrar el
sustento que se les niega en su propia patria, a pesar de la presión de no rodearnos
de las personas queridas, la situación no ha cambiado mucho, ya que antes nos
sentíamos extranjeros en nuestra propia tierra y ahora somos verdaderos
extranjeros, eso sí, acogidos por países que necesitan de nuestra
profesionalidad y empujados por un gobierno títere gobernado desde Madrid, que
no quiso luchar por las capacidades y logros de sus compatriotas.
Muchos nos fuimos, pero sin dejar de
luchar, emigramos porque el estado español es un país colonial, de enchufados,
ladrones y corruptos que hacen su agosto en nuestra pobre y maltratada tierra,
cuantos puestos de trabajo para ineptos lameculos, asesores de corruptos
políticos, oportunistas y barrigas agradecidas puestos a dedo en nuestra tierra.
Y nosotros a emigrar, porque no había puertas que abrir, ni trabajo al que
recurrir. Por suerte, fuera de nuestras fronteras valoran nuestro trabajo y
como dice uno de los versos de nuestro gran poeta nacional, Don Francisco
Tarajano: Que el emigrante canario / a
donde quiera que va / muestra savia de nobleza / y corolas de humildad
De todo esto se dio cuenta un Movimiento
de liberación africano, que se hizo llamar MPAIAC y un 22 de octubre de 1964, en
Argel, crearon la bandera tricolor de las siete estrellas verdes, que iba a ser
un símbolo de lucha y resistencia contra el colonialismo español. Los colores
de nuestra bandera son: a la izquierda el blanco, la franja del medio tiene
siete estrellas verdes en círculo sobre el azul-celeste y a la derecha el
amarillo canario. Antonio Cubillo fue el líder e impulsor de esta bandera y del
movimiento de liberación, creando conciencia nacional y abriendo muchas puertas
en el apartado internacional.
No voy a hablar de esa etapa histórica
con sus aciertos e infortunios, sólo necesito recordar a todo el pueblo canario
que no se deje manipular, que contraste la información y que no pare de
formarse, que sea autodidacta, que no sea conformista, que reflexione la
información que le llega y que sepa que ideología tiene ese medio que le
suministra esa información, sólo de esa manera podremos ser libres, el saber
nos dará la fuerza para ir acercando posiciones, unificar criterios y
comprender lo que nos une y no pelearnos por lo poco que nos separa, que a fin
de cuentas lo que nos debe mantener unidos es más importante que todos los conflictos
ideológicos que van apareciendo por el camino; ¡la liberación de Canarias!, un
verdadero porvenir para nuestros hijos, que tengan derecho al bienestar y a
decidir, cosa que a día de hoy siguen negándonos (la consulta de si queremos que
nos roben el petróleo me viene como ejemplo).
Y nuestra bandera tricolor, hoy más que
aceptada, representa toda esa lucha de la que hablo, compañeros que ya no se
encuentran entre nosotros murieron por ella, padecieron represión, torturas y
cárcel y aún así no pudieron acallar sus voces.
Como final y para recordar a su creador,
Antonio Cubillo, contaré una anécdota surgida a causa de una tricolor, estaba
en su casa de Santa Cruz y quería que Antonio me firmara una bandera y se
negaba a ello, decía con vehemencia que no debía añadírsele nada, (los que lo
conocieron saben que no quería la bandera con ninguna consigna o dibujo en
ella) y yo le insistía para enmarcarla y colocarla en el local, que si esto que
si aquello y seguía negándose, hasta que se quedó pensativo y me dijo: “Brissón, realmente si la firmé una vez,
fue en el año 85 a mi llegada al aeropuerto, entre la euforia de la gente a
recibirme, el compañero fulano (porque no recuerdo el nombre que me dijo en
ese momento) me la puso delante, me insistió
que se la firmara y así lo hice, pero desde ese entonces me he negado siempre a
firmar una bandera”. Entonces, con muy buen humor por mi parte, le dije;
que como abogado el debería saber que había creado un precedente y que por
tanto le instaba a que hiciera lo mismo por segunda vez. El comenzó a reírse y casi
a regañadientes pero sin perder la sonrisa, me dijo: “de acuerdo Brissón, me has convencido, pero te la firmo en una esquina”
y así, en una esquina del blanco de la bandera quedó impresa su firma, con
tinta de bolígrafo, un tesoro histórico, una especial bandera libertadora; una
bandera que simboliza la revolución y que fue creada para luchar por la justa y
digna causa de la liberación de Canarias.
Pedro J. Brissón
12/10/2014