Ya anuncian la desafecta convocatoria de elecciones europeas
y las organizaciones políticas con aspiraciones institucionales y medios de
comunicación de Canarias se prestan a generar el estado de opinión
propiciatorio del año preelectoral. También, no faltan quiénes con sutil
amenaza y connivencia con el sistema criminalizan el recurso de máxima
insatisfacción democrática como es el de abstenerse.
Una opción fraguada en la sociedad canaria, mantenida en el
tiempo y agudizada con la crisis que llevará mayoritariamente a no votar en las
elecciones próximas. Pues, a medida que escuchamos a personas o grupos de
distintas sensibilidades parece más congruente, democrático y representativo NO VOTAR, como protesta contra quiénes han
decepcionado reiteradamente a la sociedad y se reparten el poder en las instituciones
que se han revelado agotadas e inútil andamiaje para el logro de la soberanía y
auténtica democracia de los canarios. Las elecciones han resultado ser, la
mayor de las veces, instrumentos perversos que ahondan en la frustración de los
sectores más necesitados, un refugio y promoción de algunos personajes mediocres
y enmascara de legitimidad el anacrónico
status
quo impuesto en el Archipiélago Canario. Montaje electoral que es caldo
de cultivo del coloniaje para legitimar la continuidad del saqueo de nuestros sectores
productivos, libertades y derechos nacionales, desde la permanentemente miseria
de la incertidumbre socio-económica y el limbo jurídico-político.
La independencia del Archipiélago del Reino de España,
es la aspiración más antigua y permanente en el tiempo y en la sociedad que
ninguna otra, es una voluntad arraigada en nuestra historia y la principal
contradicción que debemos resolver. No es una aspiración utópica o trasnochada, ahora constituye
una demanda del dramático presente. Sólo una acción histórica y ejemplar de los
canarios, con determinación política y social, llamando activamente a no votar desde
ya, puede liberarnos de la apatía destructiva que supone este sistema de
representación viciado. ¡ABSTENGÁMONOS! Es la decisión más justa y
comprometida, con más posibilidad de éxito, menos dispendio económico, ausencia
de corrupción política y con mayor crédito social; no es sectaria y representa
a todos los que discrepamos: anticolonialistas o no. Con esta respuesta a las convocatorias electorales de las
instituciones autonómicas, del Estado español y de Europa, reclamamos nuestro
propio sistema y su resultado permite que la voluntad mayoritaria sea
indicación democrática y homologable en las Naciones Unidas, máxima instancia
donde está y se dirime nuestro contencioso, ante la intransigencia y tiranía de
quién nos sojuzga. Para así, recuperar la independencia y dotarnos de nuestro propio sistema: no somos antisistema.
La abstención está cargada de congruencia anticolonial
y valores éticos, nunca en Canarias ha habido opción política que, por sí sola,
superara a la abstención, tampoco la
habrá en las próximas elecciones cuando llamen a votar a los damnificados de
los dramáticos datos socio-económicos. La diferencia entre los votos que sitúan
en el Parlamento Autónomo a los continuadores del calvario colonial y a los que
no votamos ha estado entre el 17 y 21 por ciento. Objetivamente, las víctimas
de los atropellos sociales y políticos, somos mayoría: los parados que
representan el 66 por ciento de jóvenes y el 35 por ciento de la población
activa; los casi 4 de cada 10 canarios que están por debajo del umbral de pobreza;
las 4 de cada 10 mujeres que nunca han trabajado; los jubilados que, convertidos
en mantenedores de sus familiares más jóvenes, viven peor que nunca; más de un
tercio de la población con riesgo de pobreza; las víctimas de la fractura
social, donde los pobres son cada vez más pobres y los ricos más ricos; y, también,
los que callan o mantenemos una resistencia militante.
Un panorama inexplicable, si tenemos en cuenta que
Canarias es la potencia turística más grande del mundo con la población más
baja, y que sólo se puede explicar desde el
enriquecimiento de unos pocos con la miseria y el dolor de la mayor
parte de la población ¡Sin salidas! Si nos atrincheramos en el miedo y la
complicidad. Debemos luchar poniendo en valor todo el potencial de la sociedad canaria: fechando el
anacronismo colonial con el diferendo de la descolonización y la constitución del
Estado Canario para, definitivamente, recuperar nuestra INDEPENDENCIA.
Si los supuestos representantes de la voluntad popular
gobiernan al margen de ésta y se someten a intereses de instituciones extrañas
¿A quiénes realmente representan? ¿De
qué democracia nos hablan en un territorio colonizado donde conculcan los
Derechos de los Pueblos y del Hombre, y las condiciones políticas,
socio-económicas y de relación con otras Naciones, están secuestradas por el
Estado español?
Ya, ni las razones inescrutables justifican votar a nadie. Movilicémonos
para la descolonización y acabemos con el anacrónico engaño ¡No los
necesitamos! Desde siempre, han manipulado nuestras cuentas y se han llevado
todo para devolvernos las migajas. No permitamos arruinar el futuro de nuestros
hijos. Viviremos mejor con sólo conservar lo que España nos roba.
Cuando el flautista de Hamelín toque para ir a votar ¡No te
dejes engañar! De nuevo, es para desriscarte al precipicio colonial de la mentira.
Ningún embuste sustituye a la realidad y, menos, a la eterna geografía. ¡ABSTENCIÓN!
Tomás Quintana
Secretario General del FREPIC-AWANYAK, miembro del
CDTN del Archipiélago Canario