Hoy, 28 de enero de 2013, en una
carta de denuncia y con el fin de proteger a su Pueblo, el MNLA pide “la apertura de negociaciones en el marco
de la Federación de Malí al objeto de encontrar una solución definitiva al
conflicto del Estado Azawad y Malí ”.
Hoy, en su campaña internacional,
denuncian la intervención militar de Francia, Malí y la CEDEAO, así como los más
de cincuenta años de odio, marginación y falsa integración social, cultural y étnica
de los azawadíes en la sociedad y República de Malí. En ello, está el origen de
las hostilidades con los sucesivos gobiernos de Bamako, pero también en los
ataques perpetrados por los malienses, desde
el 17 de enero al 4 de abril de 2012, cuya consecuencia fue la de proclamar la
Independencia del Azawad ante el golpe de Estado de los militares malienses el
6 de abril. No obstante, el MNLA y el Consejo Transitorio del Estado del
Azawad, mantienen abierto el compromiso de buscar una solución política al
conflicto que garantice la integridad y la identidad de su Pueblo y se arbitren
medios para el fin de la miseria en la que
está sumido.
Desde su propia constitución, el MNLA
ha venido pidiendo ayuda, denunciando la situación que sufre sus gentes por el
gobierno de Malí y advirtiendo de los riesgos del terrorismo a la Comunidad
Internacional. Pero, el cinismo de ésta, hizo oídos sordos a su llamada para eludir en favor del gobierno de Bamako el
diferendo político con los representantes del Azawad. Han preferido apoyar a un
gobierno sátrapa permisivo a oscuros intereses económicos europeos en forma de
uranio, hidrocarburos y otros minerales, mientras la expansión de los grupos
terroristas se fortalecía en detrimento del proceso democrático y laico del
MNLA. Situar el conflicto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para
justificar una intervención armada que ha derivado en secuestros, como el recién
ocurrido en la planta de gas argelina con muertes de inocentes, sin resolver el
problema de fondo; cuyo origen es colonial e institucional de Francia al imponer
la integración del Pueblo del Azawad en la República de Malí; puede tener consecuencias imprevisibles. Resulta
perverso que, el propio presidente de Malí el 21 de septiembre del pasado año a
propósito de la celebración de la independencia de su País, prometiera
públicamente, por tres veces, que “la
prioridad era el diálogo y la negociación” con los representantes del Azawad
para, tres días más tarde, pedir la “intervención militar inmediata”.
El terrorismo en la región y su
repercusión son globales, por lo tanto, no sólo son un problema de un país o del
MNLA, sino debe ser el compromiso de la Comunidad Internacional. El MNLA y,
antes, desde su fundación el 1 de octubre de 2010 el Movimiento Nacional de la Azawad, se han
enfrentado con todos los grupos terroristas en particular con Ansar Dine, por
su condición de touareg islamista integrista, responsable de generar el
conflicto interno que obstrucciona el proceso de independencia y al que le
exige se desvincule del terrorismo, renuncie a la imposición de la sharia y se
comprometa en el proceso democrático que el Consejo Transitorio del Estado del
Azawad defiende. En este sentido, cualquier identificación del MNLA por los
medios de comunicación europeos de apoyo al gobierno de Malí con los grupos
terroristas AQMI, MUJAO, ANSAR DINE, etc. no es sino una tendenciosa
manipulación que pretende confundir a la opinión pública y deslegitimar
políticamente los nobles objetivos del MNLA, para también justificar al
ejército maliense traspasar la línea territorial entre el Azawad y Malí y
eludir la búsqueda de una solución política y pacífica al conflicto entre ambos
países.
La población del Azawad y, en
general, esta parte del Sahel, sufren el
hambre, la escasez de alimentos, medicamentos y otras necesidades básicas,
mientras es expoliada por las multinacionales europeas y asiáticas. Son, a
estas necesidades que afectan a la población indefensa, a las que se le deben
dar una prioritaria respuesta de la
Comunidad Internacional y organizaciones humanitarias; principalmente, por
aquellos Estados que se benefician con la connivencia del gobierno maliense de explotar
los recursos naturales en la zona. Los medios de comunicación deben poner
especial sensibilidad para evitar que, en medio del totum revolutum existente, los grupos terroristas y la reacción
maliense continúe cometiendo detenciones arbitrarias y asesinatos de la
población civil, por su origen o color de la piel, hechos denunciados en
reiteradas ocasiones por las organizaciones de Derechos Humanos. Y, también, poner
fin a la complicidad y pasividad de las autoridades malienses y argelinas en
los secuestros de ciudadanos y trabajadores extranjeros, utilizados como moneda
de cambio, para mantener el status quo
de éstos en la zona y empañar las aspiraciones democráticas del Azawad.
Los cambios en el continente, a
pesar de la secuestrada capacidad política e institucional de Canarias, particularmente,
lo que pasa en el Norte de África y en el Sahel, nos afecta y mucho, aunque,
menos en alarmismo terrorista y más en términos de geoestratégia regional. Pues,
hay más distancia física desde Nouakchott a las Islas que desde éstas al Azawad.
Pertenecemos a una región continental rica en recursos minerales y energéticos,
estratégicos, con mayor influencia por su potencial económico que por la propia
distancia que nos separa. La recurrente encrucijada histórica del Archipiélago,
tiene mucho que ver con los cambios geopolíticos en la región y sus efectos: la
neutralidad, el Tratado de Pelindaba, la Otan, los contenciosos coloniales, etc.;
cuya preocupación ha sido desplazada por el terrorismo yihadista, traficantes,
secuestradores y la tiranía de Estados títeres sujetos a la incertidumbre
política y/o ideológica del precio de la inestabilidad que, sólo la fuerza de
procesos democratizadores, como los de la Primavera Norteafricana, podrán
superar.
En este sentido, no cabe ningún mercadeo que altere el carácter de la reivindicación histórica de los azawadíes, cualquier intervención militar promovida por los organismos internacionales debe tener en cuenta al MNLA y a la población touareg como actores ineludibles de la resolución del conflicto en Azawad y garantía democrática exenta de expresiones terroristas. El conflicto, no sólo se reduce a la extinción de AQMI, MUYAO, ANSAR DINE, etc. sino, depende, de las propuestas que hagan el gobierno de Malí, la CEDEAO, la OUA y la Comunidad Internacional a la situación del Azawad y a las reivindicaciones del MNLA. Consecuentemente con las resoluciones de las Naciones Unidas que obliga, al gobierno de Bamako y a los touaregs del Azawad, a establecer un proceso de negociación creíble entre las partes concernidas y, en esto, estriba la clave de la resolución del conflicto y la paz en esta parte del Sahel.
Acabando este artículo, el MNLA informa que “las ciudades de Kidal, Tessalit, Léré, In Khalil, Anefis, Tinzawatène, Talatayt y Tessit, están bajo control y asumen la responsabilidad de garantizar la seguridad de las personas y los bienes azawadies contra los abusos del ejército maliense y sus milicias, para evitar se repitan masacres como la operación “Serval” llevada a cabo bajo el mando del ejército francés”.
Tomás Quintana