sábado, 23 de noviembre de 2013

REPSOL Y EL EXPOLIO COLONIAL



            Tras la ignominiosa visita del presidente de Repsol, Antonio Brufau, que ha venido a Canarias pertrechado por el Gobierno español y dejado a sus huestes para vender “cuentitas y espejitos” al debilitado empresariado local. El Frente Popular por la Independencia de Canarias, FREPIC-AWANYAK, en nombre del Consejo por la Descolonización y la Transición Nacional, CDTN, del Archipiélago Canario, se ve en la obligación de comunicar a la sociedad canaria, a la que debe lealtad y comprometido en su causa, lo siguiente:

La sociedad en general de Canarias, a pesar del anacronismo histórico y el status político-jurídico impuesto, es la legítima titular de sus espacios terrestres y marítimos, incluidos aquellos que la actual situación colonial impide normalizar y, contra la propia voluntad de los canarios, Repsol pretende expoliar con la connivencia del ministro de industria del Gobierno español.

 

El negociador de Repsol y “bombero” del déficit español de energía, Sr. Bufrau, el jueves pasado irrumpió en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria afirmando que los sondeos se iniciarán el próximo mes de mayo. Con lenguaje rancio y prepotente, propio de los que nos ven con los grilletes de la historia e incapaces de romperlos, faltando el respeto a nuestra  inteligencia, se despachó como en cualquier sociedad colonizada, pretendiendo con el  divide et impera minar la voluntad de los canarios.

            La visita del presidente de Repsol no fue un acto inocente o filantrópico que pretenda “promocionar” los vinos de Lanzarote y quesos de Fuerteventura. No, ha traído una oscura intención y se lleva los claros epítetos de godo, español y colonizador. No es para menos. El petróleo  es un factor determinante que ha impedido que ciertos estados adquieran su independencia y ha prendido conflictos internos de los que sólo son víctimas la propia población y han marcado la historia del siglo XX y seguirá en la de principios del XXI.

            Siempre le ha venido bien a la Metrópoli identificar a la Isla en contraposición al sentido de unidad del Archipiélago. Antes, a la corona y Señores conquistadores y, ahora, al Estado español heredero del impune crimen de lesa humanidad que supuso el sometimiento. Pero, a su pesar, aquél cruento periodo forjó “Canarias en un solo Pueblo” y, consiguientemente, las islas de Fuerteventura y Lanzarote son, con el resto, lo que siempre fueron, parte indivisible del mismo Archipiélago. De la misma naturaleza geográfica, histórica, identitaria, social, económica y política, en la que no caben tendenciosas maniobras de enfrentamientos entre hermanos para favorecer intereses  foráneos, ni sobornos para compra de traidoras voluntades municipales, insulares o de asociaciones empresariales.

            Los problemas por la proximidad a las Islas orientales de las pretendidas operaciones extractivas del supuesto petróleo, son ineludiblemente de toda la sociedad y la nación canaria. Tanto da que la plataforma logística se ponga en Lanzarote, en Gran Canaria o en el Hierro, los canarios nos reservamos la decisión  para cuándo la voluntad libre y democrática de la sociedad se manifieste. Nuestras reservas, cualesquiera que sean, deben ser garantías del futuro de nuestros descendientes y no para resolver la crisis de España, quién nos asfixia a impuestos, embarga el patrimonio, se lleva las plusvalías de nuestro turismo, explota nuestros Aeropuertos y Puertos y, ahora, pretende quedarse con esa potencial reserva de hidrocarburos. Ya no nos vale que confundan a la población o amedranten con el “lobo” de que Marruecos se lo va a llevar, porque, en puridad, lo pueden hacer: son sus aguas y, lo que es más importante, es consciente de que, el mar que nos baña, no es  de España.

            El petróleo genera problemas medioambientales y pone en riesgo nuestro ecosistema marino, economía turística y pesquera pero, además, aflora un problema para la geopolítica española en la región más negro y viscoso: la contradicción política y jurídica que mantiene innominada la titularidad de las potenciales aguas jurisdiccionales y Zona Económica Exclusiva de Canarias. Nudo gordiano, convertido en una cuestión de Estado en favor de Repsol y que la timorata gestión en la que confiaron su resolución el Gobierno Autónomo de Canarias, los cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, quedó en manos del propio aparato del Estado en cuyo conflicto los tribunales han sido juez y parte;  y, las instituciones canarias, victimas  sumisas de una lealtad institucional no correspondida.

El ámbito para dirimir este contencioso del petróleo no corresponde al derecho interno y tribunales españoles, a pesar de que pretendan aprovechar el limbo jurídico de la consideración de Archipiélago de Estado para saquear nuestros recursos, sino a la jurisdicción internacional. Los espacios marítimos de territorios insulares o archipielágicos, Estados ribereños o no, se regulan de acuerdo a la Convención de Montengo Bay de 1982 y la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de Jamaica que entró en vigor en noviembre de 1994 y, estos espacios de potencial titularidad de Canarias, para que sean posibles, requieren el reconocimiento de Estado Archipielágico y es por ello que la sociedad canaria debe reclamar al amparo de la resolución 1514 y 1515 de “Declaración de Independencia” de Naciones Unidas y otras sucesivas y concomitantes, así como las resultantes de  la 13 ª Reunión del Comité de Liberación de OUA de julio de 1968; todas ellas, resoluciones que subordinan el derecho interno de los Estados subyugantes, como España, al derecho que tienen los Pueblos  a ejercer la libre determinación de la DESCOLONIZACIÓN e INDEPENDENCIA.

 Si, como dice Repsol, nuestro yacimiento de petróleo o gas supone el 10 por ciento de la factura que paga España y puede contener 898 millones de barriles, supone un importe económico que es tanto como el doble del Producto Interior Bruto de Canarias. Razón de más, para defender lo que es nuestro  y hacer de la descolonización la prioridad, pues sólo la recuperación de la independencia y constitución de un Estado propio, nos permitirá la dignidad y el respeto como Nación, mayor libertad, fortaleza económica de nuestras empresas, no depender tanto del turismo y, sobre todo, mejorar el bienestar y acabar con la angustia y pobreza de nuestras gentes.

Por todas estas razones, llamamos a que expresemos nuestra protesta y apoyemos las convocatorias en ese sentido de los partidos políticos, sindicatos, asociaciones e instituciones públicas y privadas que coadyuven a la movilización de toda la sociedad canaria y, a los tentados empresarios que no caigan en la traición a Canarias por réditos espurios. Entre todos debemos decidir y entre todos impedir el expolio que pretenden Repsol y el gobierno que lo apoya.

 La sociedad canaria no puede  permanecer impasible ante un hecho tan determinante para su futuro, como el que Repsol tome una decisión que permita se apropie de nuestras reservas naturales. Concentrémonos en Las Palmas de Gran Canaria venidos desde todas las Islas para, al igual que en mayo de 1997 lo hiciéramos más de 20 mil canarios en Santa Cruz apoyando a nuestros hermanos del Hierro y evitamos la instalación de la Lanzadera y el Radar, impidamos ahora todos los riesgos del petróleo. Es tiempo de exigir a  cada uno de nosotros lo que hacer por este País y no sólo pedir que éste socorra  nuestras miserias individuales. ¡Comprometámonos con Canarias!

¡NO AL PEXPOLIO DE REPSOL!

¡PETROLEO CANARIO PARA CANARIAS!


¡VIVA CANARIAS LIBRE Y DEMOCRÁTICA!

 



Chona del Toro
Secretaría Nacional de Comunicación del FREPIC-AWANYAK