lunes, 16 de abril de 2012

Recuperar las verdades de nuestro lejano pasado. (II)

AMAZIGH (K)                                                                                                        
Como si fuéramos estigmatizados por un pasado de historia inconclusa, hoy, nuestras vidas siguen marcadas, en ese sentido,  por la contingencia de lo inmediato  olvidando aquello que nos permite reconocernos en nuestro espacio geográfico y de pertenencia, como parte de una antigua civilización que nos vincula y trasciende más allá de nuestra realidad física. Si, científicamente, está demostrado que nuestros antepasados no fueron godos, ni visigodos, ni vikingos, sino norteafricanos, habrá que deconstruir el endeble andamiaje histórico que ha sustentado el sometimiento político-militar y el proceso de aculturación colonial, y armar nuestra verdadera continuidad dándonos el protagonismo universal en equidad con nuestros hermanos afro-imazighen que nos corresponde. No debemos sustraer a las generaciones venideras esta dignidad como Pueblo.
Gomeros
El conocimiento sesgado o aislado de la historia, puede que no sea determinante para el individuo pero lo es para  la colectividad. La sociedad canaria, sin prejuicio de su etnicidad hoy, aparece identificada a impulsos con el conocimiento de lo amazigh (beréber), contención de la presión asimiladora de los que, hasta ayer, nos identificaban como originarios de un lugar de ninguna parte o de aquello que no fuera  nuestro lejano pasado. Impulso, que se irá revelando como favorecedor del análisis, la reflexión o toma de consciencia, que podrá propiciar una revisión histórica o reescritura congruente y determinante, para poner en sincronía las afinidades de la realidad insular y continental,  desde posiciones  menos tendenciosas y más objetivas,  arraigadas a las ineludibles referencias del medio y las sociedades de cada tiempo.
La historia de los imazighen, contada o escrita por antiguos egipcios, griegos, fenicios,  romanos, vándalos, bizantinos, árabes, portugueses, franceses y españoles, es producto de sucesivas versiones de  testigos de sus antiguos rivales, de ahí su carga mítica. Los procesos de dominación en la antigüedad, con las condiciones propias de incomunicación, consideraban como extranjero a aquellos que no hablaran su idioma. Los griegos, a todos los que no pertenecieran a su cultura, como barbari, término que utilizaron los romanos durante la resistencia de los imazighen a la invasión militar y cultural romana, y que prosiguió durante el periodo de dominación bizantina. Con la conquista musulmana, los árabes utilizaron como sinónimo de barbari el vocablo árabe  barabar, hasta que los europeos a finales del siglo XIX, utilizaban barbaria o barbarie y Estados berberiscos para referirse al Norte de África, identificando, al contacto con la población árabe de Marruecos y Argelia, que la palabra árabe barbar  se pronunciaba como berbères y berbers. De ahí, el uso de lo bereber o beréberes.
Massinissa
Las Islas, situadas en el trasdós de la historia, en el espacio de la mitología,  por historiadores, cronistas y aventureros, desconocemos el apelativo con el que antes de la irrupción europea los insulares de estas tierras éramos identificados. Aunque a los imazighen continentales en la época de Ramses III, los egipcios llamaban mashush;  en el siglo VI A.C. el historiador griego Hekataios se refirió a los imazighen como mazyes; y, en el siglo V, Herodoto los denominaba como maxyes  que, los historiadores romanos, con leves alteraciones fonéticas, citaron como mazikes. Nombres colectivos con se referían al pueblo númida, habitantes de Numidia, región del Norte de África.
                                                                                     Tomás Quintana
Vicepresidente de la Alianza Internacional de la Tamazgha, AIT, y cofundador del Congreso Mundial Amazigh, CMA